Desindexar, desendeudar y desarrollar
Son estos tres pilares fundamentales, los que van dando
origen a las distintas medidas económicas que el nuevo Gobierno va
adoptando. La desindexación es un objetivo vital. La simple amenaza de
devaluación no hace más que infraccionar. Los operadores ajustan precios
por las dudas. Desde luego si la devaluación se produce, profecía
autocumplida, se disparan la mayoría de los precios. Por lo tanto, uno de los mecanismos
para desindexar consiste en el cepo cambiario. Recordemos que lo aplicó el
Gobierno anterior en medio de un escenario catastrófico. Luego esto hay
que completamentarlo con medidas que aceleren el ingreso de divisas
provenientes de las exportaciones y las que apunten a la reducción del
gasto turístico y de las importaciones. Todo esto se implementó. Al
mismo tiempo hay que eliminar de raíz el nervio indexatorio. Para
ello se aplicaron sumas fijas para los asalariados privados, se congelaron
tarifas y combustibles, se pautaron precios cuidados, se bajaron precios de
medicamentos y se disminuyó el aumento de los haberes jubilatorios medios y
altos. A estos últimos se les compensa parcialmente con el congelamiento de
tarifas. Las bajas continuas de la tasa de interés y la búsqueda apuntada a
eliminar las cláusulas gatillo, van en la misma dirección.
¿Y el desendeudamiento?
Es el paso que viene. Por ahora el resultado es
incierto. No obstante, con el FMI la estirada de plazos es un hecho. A eso le
añadimos el reperfilamiento y cambio de moneda de las deudas con organismos
públicos. Luego nos queda la deuda con los privados. Allí veo que
podríamos arrancar ofreciendo dinero de contado a condición de que nos concedan
más plazo. Quizás un complemento podría ser la entrega de un bono
adicional atado al crecimiento de la economía.
¿De dónde saldría el dinero para el pago?
De las reservas. El estado le entregaría letras al Banco
Central por las reservas cedidas.
¿Y la rentabilidad del Banco Central?
Se compensa con la enorme baja de la tasa de las Letras de
Liquidez.
Ordenado este segundo punto Resta el desarrollo.
Allí, Consejo Económico y Social mediante, se debe alcanzar un plan
productivo. Para ello la calma
de precios y la sostenibilidad de la deuda son un condimento vital.
Así se evitan las fastidiosas interrupciones al crecimiento que devienen
de una economía espasmódica.