El BCRA frena la devaluación y deja sin crédito subsidiado al comercio exterior
La entidad busca evitar que logren acceso a pesos a menores tasas que las que suponía el ritmo de devaluación del peso: Para los analistas, el cambio de estrategia llega tarde
Javier Blanco
9 de octubre de 2020 • 19:20
El Banco Central (BCRA) ralentizó notablemente en los últimos días el ritmo de ajuste al alza que le venía dando al dólar comercial: lo deslizó a un promedio de 2,2 centavos por día, como queda a la vista comparando el cierre de $76,95 del viernes pasado contra el de $77,15 de hoy. En las semanas previas lo subía entre 47 y 54 centavos.
El giro, producido después del aumento del 0,92% de aquel día, con el que intentó hacer visible su decisión de abandonar la previsible «tablita», incluyó dejar el dólar congelado en $77,1083 entre miércoles y jueves pasados, considerando el tipo de cambio de referencia «A» 3500, por primera vez en la gestión de Miguel Pesce.
De este modo, hizo bajar la tasa de devaluación anualizada del peso del 33% al 15,2% anual en promedio en la semana, algo con lo que buscó dejarla bien debajo del costo al que los productores, exportadores o importadores se estaban financiando en pesos.
Además, fortaleció esa estrategia ayer al excluir del crédito a tasa subsidiada a los importadores de bienes de consumo finales y algunos exportadores (Comunicación «A» 7132). «La idea es que para importar usen sus recursos o se tomen préstamos del sistema a tasas normales y no beneficiarse de la tasa subsidiada que se dispuso como ayuda en la pandemia», explicaron desde el BCRA.
«[La entidad] busca que los exportadores no especulen con la suba diaria del dólar, la que llevaba a una tasa que era mayor a la de la financiación que tenían disponible en pesos», apuntaron a LA NACION en el mercado.
La sospecha en la entidad es que aprovechaban los créditos conseguidos al 24% para financiar la demanda de dólares destinados a acelerar compras o pagos al exterior, mientras «pisaban» en todo caso las ventas ya, que, se le aseguraba un ritmo de actualización del dólar un 9% mayor.
La duda se instaló al comparar las cifras de la balanza comercial, que aportó en agosto un superávit de US$1436 millones como consecuencia de una baja de las exportaciones (-11,3% interanual) menor a la caída de las importaciones (-20,4%). De allí surge que los pagos de importaciones habían subido 27% interanual ese mes aún con envíos que se desplomaron 20,4% interanual por la recesión.
Al limitar la oferta de crédito a los sectores aún castigados por la pandemia, y bajar el ritmo de devaluación, el BCRA busca menguar el poder que algunas empresas y productores mostraron para administrar los tiempos para liquidar sus divisas.
«Al restringir los préstamos en pesos busca obligarlos a liquidar al dejarlos ‘sin caja’ para afrontar los gastos: algo así como si no exportan y venden los dólares no tendrán pesos o los tendrán más caros. El problema de esta medida es que la expectativa de devaluación supera el costo de financiamiento en el mercado, sobre todo para el corto plazo por lo que, aun cuando no sean tasas subsidiadas, sigue siendo atractivo apalancarse en pesos para no vender los dólares», advierte Matías Rajnerman, de la consultora Ecolatina.
Idea sugerida
Punto 3 de mi escrito del domingo pasado en Página 12